La relación entre el sueño y la mortalidad: los hallazgos clave de una nueva investigación

Un estudio ha revelado que mantener un horario de sueño regular y saludable puede reducir en gran medida el riesgo de mortalidad en adultos. Esta investigación, liderada por Joon Chung, investigador postdoctoral de la Facultad de Medicina de Harvard y la división de trastornos circadianos y del sueño del Hospital Brigham and Women’s de Boston, destaca la importancia de seguir un patrón de sueño constante, en contraposición a horarios irregulares e insuficientes.

Los hallazgos se presentaron en la 37ª reunión anual de las Sociedades Profesionales Asociadas del Sueño, llevada a cabo del 3 al 7 de junio en Indianápolis, Indiana, y se publicaron en un suplemento en línea del periódico Sleep el mes pasado.

Los investigadores utilizaron datos del Estudio multiétnico sobre el sueño de aterosclerosis, analizando a más de 1.750 participantes durante un seguimiento medio de siete años. La herramienta principal para medir los patrones de sueño fue la actigrafía de muñeca, un dispositivo que, según Stanford Medicine, evalúa los patrones de sueño a través de la detección de actividad mediante luz y movimiento. Los resultados mostraron que aquellos con horarios de sueño regulares tenían un 40% menos de riesgo de fallecer por cualquier causa en comparación con los que mantenían patrones de sueño irregulares.

Los resultados sugieren los beneficios de ampliar la conversación pública sobre ‘dormir bien por la noche’”, explicó Chung, enfatizando la necesidad de promover la importancia del sueño regular no solo ocasionalmente, sino como un hábito continuo.

Dentro de la población estudiada, 1.015 adultos fueron clasificados como individuos con sueño “regular-óptimo”, mientras que 744 presentaron patrones de sueño “irregular-insuficiente”. A lo largo del período de seguimiento, se registró el fallecimiento de 176 personas. Este estudio subraya que el mantener un horario de sueño regular y saludable podría ser más crucial para la longevidad de lo que se pensaba anteriormente, incluso más allá de la presencia o ausencia de trastornos del sueño importantes.

Dr. Baljinder S. Sidhu, neumólogo y especialista en sueño, y copropietario de Pacific Coast Critical Care Group en el sur de California, reafirmó la importancia de esta investigación, señalando que “Este estudio se suma a un conjunto de pruebas que vinculan la falta de sueño con una mayor mortalidad”. Este comentario destaca el creciente cuerpo de investigación que sugiere la necesidad de priorizar el sueño como un componente esencial para la salud general y la prevención de enfermedades.

La investigación aporta a la comprensión de cómo los patrones de sueño regulares pueden ser un factor significativo en la reducción de la mortalidad, independientemente del estilo de vida, el estado de salud general y otros trastornos del sueño de los individuos. Esto sugiere que las intervenciones destinadas a mejorar la regularidad y calidad del sueño pueden tener un impacto positivo significativo en la salud pública.

Una mala higiene del sueño aumenta el riesgo de muerte

La Dra. Sidhu mencionó un estudio previo realizado en el ámbito de la enfermería, el cual siguió a 78.500 mujeres durante aproximadamente 10 años y respalda las conclusiones de esta investigación. El Estudio de Salud de las Enfermeras reveló que aquellas que trabajaban al menos tres noches al mes, además de sus turnos diurnos y nocturnos habituales, presentaban un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama, especialmente aquellas que desempeñaron esta rutina laboral durante 30 años o más en los turnos nocturnos.

Además, la Dra. Sidhu señaló que investigaciones anteriores han mostrado una mayor mortalidad asociada con períodos de sueño cortos, el uso de pastillas para dormir recetadas y un exceso de horas de sueño (más de 8.5 horas). Estudios recientes también han destacado que los patrones de sueño poco saludables pueden resultar en peores desenlaces para la salud.

Un estudio internacional reciente descubrió una relación significativa entre los trastornos del sueño y el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular agudo. Según una investigación publicada en Neurology en mayo, se observó un aumento acumulativo en el riesgo de accidente cerebrovascular a medida que los síntomas del sueño se incrementaban. Se encontró que el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular agudo aumentaba al dormir menos de cinco horas, dormir más de nueve horas, tener una mala calidad del sueño y presentar síntomas de ronquidos.

Dormir durante 7-8 horas de forma constante

“Dormir entre 7 y 8 horas de forma regular (para permitir un ritmo circadiano normal) reduce el riesgo de varias causas de muerte (accidentes, enfermedades cardiovasculares, cáncer, etc.)”, señaló el Dr. Sidhu en un correo electrónico.

De acuerdo con la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras, se producen miles de accidentes cada año debido a la conducción bajo los efectos del sueño, siendo la mayoría de estos incidentes ocasionados cuando el ritmo circadiano de las personas disminuye.

El concepto de “sueño saludable” no se limita únicamente a la cantidad y calidad del sueño de manera constante, sino que también implica mantener horarios regulares para ir a dormir y despertarse, según lo indica el estudio. “Si el sueño fuera una pastilla de ocho horas, sería beneficioso tomar la dosis completa en horarios regulares y de manera constante”, añadió Chung en un comunicado.

Consejos inteligentes para dormir

Según la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño, un enfoque sencillo es mantener la consistencia en los horarios de sueño. Se recomienda acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana.

Además, se aconseja utilizar el dormitorio exclusivamente para dormir y actividades sexuales. Si tienes dificultades para conciliar el sueño después de 20 minutos, se sugiere levantarse de la cama y realizar una actividad tranquila y poco iluminada hasta sentirse cansado, evitando el uso de dispositivos electrónicos, los cuales se deben apagar al menos 30 minutos antes de acostarse.

Es recomendable evitar comidas pesadas antes de dormir, así como la ingesta de cafeína y alcohol por la noche, y reducir la cantidad de líquidos que se consumen antes de acostarse.

Con estos hallazgos, los investigadores y médicos instan a la sociedad a reevaluar la importancia de un sueño saludable y a considerar la regularidad del sueño no solo como una recomendación para una buena salud, sino como una necesidad urgente para mejorar la longevidad y calidad de vida. En un mundo donde el sueño frecuentemente queda relegado debido a las exigencias laborales y estilos de vida agitados, este estudio sirve como un llamado a la acción para hacer del sueño una prioridad.

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