La tragedia del “Centinela de la Frontera”
Ayer se cumplió el 178 aniversario de la Batalla del 19 de Marzo, una épica lucha que se desarrolló en la provincia Azua en contra de los invasores haitianos, la cual fue liderada por Pedro Santana y Antonio Duvergé, dos genios militares que resultarían antagónicos hasta el final.
La Batalla del 19 de Marzo representó un duro golpe a los invasores haitianos, quienes duplicaban en número a las tropas dominicanas. No obstante, las tácticas de lucha implementadas por Duvergé, así como su manera eficaz para organizar a los hombres en combate, precipitaron indudablemente la victoria de los patriotas.
Pero no fue la única batalla que lo catapultó a la gloria. Ya menos de un mes había demostrado su capacidad durante el estallido de la Guerra de la Independencia. Ademá, en el porvenir sofocaría a los invasores durante las batallas de El Memizo, Cachimán, La Estrelleta y El Número.
Pero toda esa gloria y heroísmo; todas esas hazañas, al final resultarían su principal desgracia.
La envidia de Pedro Santana
Cada mérito que recibía Duvergé por sus proezas, era una estocada muy punzante al interior de Pedro Santana, quien percibía en el general a un aventajado rival.
Joaquín Balaguer escribió en su obra “El centinela de la frontera: vida y hazañas de Antonio Duvergé”, que Santana sentía una profunda envidia hacia el estratega militar debido a la fama de liderazgo que se estaba granjeando.
Es por eso que Santana, siendo presidente de la República, fastidia a Duvergé con encarcelaciones, acusaciones y conspiraciones para medrar su reputación y sacarlo del camino.
A lo largo de 11 años, entre 1844 y 1855, Duvergé no solo tuvo que lidiar con los invasores haitianos, sino que el acoso hacia él y su familia por parte de Santana fue tal, que el historiador dominicano, José Gabriel García, escribió que este esté sentía un profundo egoísmo por su brillantez.
El trágico final
Después de encarcelaciones por acusaciones de conspirar y salir absuelto en varias ocasiones, tal como la ocurrida en 1849; Duvergé vuelve a ser arrestado en 1855 junto a sus hijos Alcides, de 22 años y Daniel, de 10 años; además de otras personas.
Luego de un breve juicio, todos fueron condenados a muertes por órdenes de Santana.
En la obra de Balaguer, este describe: “El cumplimiento de la sentencia contra Duvergé y compartes se llevó a cabo sin demoras. El 11 de abril, antes de las 48 horas del juicio, una escolta militar penetró en el sórdido calabozo que sirvió de última morada al prócer y a sus compañeros de infortunio…. Duvergé, más atormentado por el infortunio de sus hijos que por su suyo propio hizo el trayecto cabizbajo, pero con la frente serena”.
No obstante, Duvergé tenía un insólito último deseo, y era que prefería primero que fusilamiento de Alcides para que este no presenciara la ejecución de su padre, lo que fue cumplido por los soldados.
Alcides, de 22 años, fue el primero en morir. Luego le tocó al héroe de Azua, quien también fue ejecutado. Su otro hijo, Daniel, también fue sentenciado a muerte, pero la sentencia debía cumplirse cuando este tuviera la mayoría de edad, ya que al momento de ser sentenciado solo tenía 10 años.
“Tan pronto los fusiles cesaron, y cuando todavía los cadáveres brotaban sangre, se presentó al lugar Santana para verificar el cumplimiento de su orden, y al acercarse al del general Duvergé, bajó impulsivamente de su montura para dar un puntapié a su cadáver”, escribió Balaguer en su obra sobre el héroe de la Batalla del 19 de Marzo.
Y es que, a pesar de ese cruel final, actualmente los restos de Antonio Duvergé reposan en el Panteón Nacional, al lado de los de su ejecutor, Pedro Santana, el también llamado “Marqués de las Carreras”, cuyo título fue otorgado después de traicionar a la patria al anexar el país al Imperio de España.
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