Las auditorías pondrán al desnudo a los defraudadores del Estado
El desafío a la corrupción y el anuncio de que no habrán despidos masivos de empleados públicos han sido notas relevantes en las dos semanas de gobierno del presidente Luis Abinader, quien un poco agotado de tanto trabajo se fue al sur del país a descansar.
Abinader no quiere que a su régimen se le vea como perseguidor de los funcionarios del anterior, por lo cual se cometerían injusticias y se perdería el objetivo de poner en vigor el cambio que ofreció durante la campaña electoral y por lo cual se cree que ganó limpiamente.
La cosa no es tan fácil. El escarceo sobre los actos de corrupción que se habrían cometido durante el gobierno anterior de 8 años alguna consecuencia tendrá cuando se pongan en práctica auditorías ordenadas por el régimen Abinader y la Cámara de Cuentas.
Quienes dicen públicamente que “las graderías quieren sangre” se refieren a que no deben quedar impunes actos de corrupción al parecer notorios que cometieron políticos que desde que pidieron sus nombramientos se sabía que iban a lucrarse del Estado.
Los presidentes lo saben bien. Cuando los aspirantes a puestos públicos piden los mejores rentados, las instituciones autónomas que manejan sus presupuestos a discreción, tienen señales de lo que se busca. El doctor Balaguer lo dijo claro más de una vez.
Como hace tiempo que un funcionario público no es juzgado ni condenado, salvo el caso de la Odebrecht que está ahora en los tribunales y el de la OMSA, en la misma situación, se ha creado la sensación de que los funcionarios pueden distraer los fondos públicos.
Cuando se publiquen las auditorías se sabrá quiénes no transparentaron los fondos de los empleados a la seguridad social y a los impuestos internos. También los que se lucraron de las altas posiciones para vivir de manera suntuosa aunque antes eran pobres o muy pobres.
De todas maneras, pese a las auditorías de los anteriores, al pedido enfático del presidente para que los suyos presenten declaraciones juradas de bienes, siempre algunos entenderán que se trata de mostrar una imagen de honradez, que al final dejará pasar muchas cosas.
Contra la corrupción
En su discurso del pasado 16, el presidente Abinader lanzó una anatema contra quienes pretendiesen ir al gobierno para lucrarse, los que suponen que la corrupción del pasado quedará impune y advirtió al que robó el dinero del pueblo,
que debe pagar ante la justicia.
Para enfatizar la seriedad de su compromiso, le recordó a los invitados a la toma de posesión que había firmado temprano un decreto designando a la doctora Miriam Germán Brito como procuradora general independiente y a Yeni Berenice Reynoso, adjunta.
Abinader les advirtió a los funcionarios que nombraría en la fecha “que el que se equivoque con el dinero del pueblo será inmediatamente destituido y puesto a la disposición de la justicia, ya que está convencido que la corrupción de arriba incentiva la de abajo”.
La categórica afirmación del nuevo presidente la complementó con el señalamiento a las magistradas Germán Brito y Reynoso que sigan instrucciones solamente de lo que dicta la Constitución, ya que él no intervendrá por ningún funcionario llamado a declarar. Con esas seguridades el nuevo presidente se alejó de lo que pudiera ocurrir a algunos funcionarios del régimen anterior que han sido vistos como derrochadores de los fondos públicos sobre todo porque lo hicieron a las claras pretendiendo que no habría persecución.
La firmeza de Abinader parece indicar su convencimiento de que, con la vergüenza perdida ante la riqueza rápida, muchos de los que ocupan los cargos públicos se reirán por la espalda de sus admoniciones morales cuando la forma como se ve al gobierno es distinta.
Pero el gobernante se ha cubierto al nombrar gente muy honesta como el gobernador Valdez Albizu (confirmado); el canciller Álvarez Gil, Macarrulla y Paliza, ministros de la Presidencia y Administrativo; Chú Vásquez, Interior y Policía y funcionario clave en la lucha contra la violencia.
También Ito Bisonó, en Industria; Plutarco Arias, Salud Pública; José Rijo Presbot, en Presupuesto; Roberto Furcal en Educación, para citar solamente unos pocos. El nombramiento de Rafael Santos Badía en el INFOTEP, alegró a los sindicalistas por su larga trayectoria de lucha desde los años ‘60. Otras designaciones recayeron en Antonio Almonte, en Energía y Minas; Jochi Vicente, en Hacienda; Carlos Pimentel, en Contrataciones Públicas y uno divulgado el pasado jueves, el del licenciado Rafael Damares Toribio, decente sociólogo, educador, rector universitario con un curriculum fornido, ahora a dirigir el Consejo Económico y Social (CES).
Visitas a su manera
El presidente Abinader hizo visitas sorpresa a su manera. Fue a los barrios afectados por la tormenta Laura y prometió ayuda, al antiguo hospital Morgan que sería abierto antes de fin de año y dispuso que inicie el año escolar desde el 3 de noviembre.
Las dos semanas fueron cortas para el gobernante quien al parecer desea demostrar que lo acompaña el interés de hacer un gobierno bueno y la juventud (53 años). No ha dicho una palabra sobre el régimen del ex presidente Medina, aunque Paliza lo definió como piñata.
Quizás por el consejo de su director de Comunicaciones, Daniel García Archibald, el gobernante almorzó la semana que termina con los directores de periódicos y otros medios y recibió a los de televisión y radio, algo inusual ya que su sucesor no tuvo eso en su agenda.
A sabiendas de que debía prorrogar el estado de excepción y con ello el toque de queda que arrastra pérdidas de empleos y el cierre de las empresas, Abinader extendió los planes FASE, Quédate en Casa y Pa´ti hasta el mes de diciembre, un alivio para el pueblo.
El Banco Central informó que las entidades financieras podrán acceder a un paquete de RD$60 mil millones, a un plazo de hasta 3 años y una tasa de interés fija de 3.0% anual para el financiamiento a los sectores productivos y hogares. Se reactivó además un plan para el sector turístico nacional que contempla US$28 millones para la promoción turística en el extranjero y la dispensa de pedir pruebas del Covid-19 a los viajeros que lleguen al país. Este punto encontró algunas divergencias.
Al informar que se iría al sur del país para descansar y ver la situación particularmente en Pedernales, el presidente Abinader alentó, sin decirlo, a que los dominicanos viajen a esos lugares del país para muchos desconocidos y donde se encuentran muy bellas playas.