Las líneas paralelas en los crímenes de dos catedráticos

La noche del 11 de octubre del 2017 una llamada telefónica interrumpía una clase que impartía el abogado y profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Yuniol Ramírez, en la facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.

El cadáver de Ramírez fue hallado en la mañana del día siguiente, apenas horas después de que se reportara como desaparecido y varios videos de las cámaras de seguridad del parqueo universitario registraran que se realizaron varios disparos dentro de un vehículo estacionado al lado del suyo.

Una situación similar se vivió el 26 de mayo pero de 1994 cuando el también profesor universitario, Narciso González, culminó sus clases en la Facultad de Humanidades de la UASD y partió rumbo a su casa la noche de ese día, a la cual nunca llegó.

Lo que pasó con Yuniol
Al recibir el mensaje en su salón de clases, el catedrático Ramírez despachó a sus estudiantes y se dirigió al parqueo para acudir a reunirse con quienes le habían llamado y esperaban justo al lado de su vehículo.

El hombre de entonces 45 años, nacido en la provincia San Juan de la Maguana, desde donde partió en su juventud hacia la capital dominicana con el sueño de convertirse en abogado y  estudiar Derecho, justamente en la universidad donde impartía docencia, fue secuestrado alrededor de las 9:00 de la noche en ese mismo parqueo sin que más nadie volviera a saber de él hasta el día siguiente.

Esa noche sería la última vez que alguien vería con vida a Ramírez, quien solo días antes había destapado un escándalo de corrupción que en la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA) y que llevó a la cárcel a varios empleados de esa institución, en especial a su entonces director, Manuel Rivas, acusado de asociación de malhechores, soborno, crímenes de corrupción, fraude contra el Estado y corrupción en procesos de duplicidad de pagos.

El cuerpo de Ramírez fue hallado la mañana del jueves 12 de octubre, apenas horas después de que se reportara como desaparecido, cuando un pescador notó que un cadáver que tenía una cadena en el cuello, atada a un block sumergido en el río de Manoguayabo, en Hato Nuevo.       

Inmediatamente comenzaron las investigaciones por parte de la Fiscalía del Distrito Nacional y a medida que pasaban los días, con imputados detenidos por el caso Yuniol Ramírez, afloraron también las irregularidades cometidas en la OMSA que trajo consigo el sometimiento a la justicia del entonces director Manuel Rivas.

Directamente, por su asesinato, fueron apresados José Antonio Mercado Blanco (El Grande), cómplice del acusado de ser el autor material Argenis Contreras; Víctor Elizander Ravelo Campos (El Herrero) y Jorge Luis Abreu Fabián (El Taxista), quienes ayudaron al autor del crimen a buscar los instrumentos para encadenar el cuerpo y tratar de deshacerse del cadáver.

La ficha faltante para concluir ese caso era Argenis Contreras, señalado como el autor material del asesinato de Yuniol, quien luego de más tres años lejos de la justicia, apenas el pasado martes fue extraditado desde Estados Unidos y apresado por las autoridades dominicanas. El acusado dice que vino a “aclarar las cosas”.

Aunque los expedientes de la Fiscalía señalaron que Ramírez se encontraba extorsionando a los funcionarios de la OMSA, la figura del catedrático quedó “martirizada” como un icono de la lucha contra la corrupción por una gran parte de la ciudadanía.

Desaparición Narcisazo     
Narciso González, quien fuera conocido como Narcisazo en el campus universitario, había mostrado de manera pública su desacuerdo con el régimen del entonces presidente Joaquín Balaguer y según varios escritos de los medios de la época, el catedrático publicó un artículo en la revista La Muralla, en donde calificó al mandatario como “lo más perverso que había en el país isleño”.

Narcisazo también hizo referencia a graves actos de corrupción en la administración estatal y mencionó a jefes militares, un cónsul y otros funcionarios como supuestos sustractores de 20 millones de dólares.

Luego de las elecciones realizadas en ese mes de mayo, el profesor fue uno de los principales propulsores de que Balaguer realizó el gran “fraude electoral” y orquestó un agitado discurso en contra del régimen.

Apenas diez días después de la contienda electoral, González desapareció sin dejar ningún rastro.

Casi 27 años después, contrario a Yuniol, la desaparición de Narcisazo sigue siendo uno de los más grandes misterios de la justicia dominicana. Luego de la noche del 26 de mayo, ni la silueta ni el cuerpo del profesor y columnista fue vuelta a ver.

Durante todo ese trayecto,  han sido varias las teorías de lo que en realidad pasó, sin embargo sus familiares, incluyendo a su esposa Luz Altagracia Ramírez González y sus cuatro hijos acusan a las autoridades de la época de tratar el caso como “una simple desaparición”.

Sepa más
Condena.

El caso Narcisazo alcanzó ribetes internacionales cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó al Estado Dominicano al considerarlo “internacionalmente responsable por la desaparición forzada” del catedrático, así como por las consiguientes violaciones a los derechos a la libertad e integridad de su persona.

Indemnización.
Con un fallo unánime, la corte dispuso que se indemnice a la esposa de González y a sus hijos Ernesto, Rhina Yokasta, Jennie Rosanna y Amaury, con la suma de US$290,000 por daños material e inmaterial. También ordenó al Estado dominicano continujar las investigaciones del caso para establecer la verdad de los hechos y disponer sanciones para los responsables..