Las secuelas de casarse en la adolescencia

Cuando tenía 14 años se unió sentimentalmente con un hombre que le duplicaba la edad. 

Lo que en un principio era la oportunidad de un mejor futuro económico para ella y su familia, terminó frustrando el plan de vida de esta mujer, ahora con 30 años y ocho hijos, cinco hembras y tres varones.

Dos lo tuvo con su primera pareja y seis de otras dos relaciones sentimentales. La mayor de sus hijos tiene 15 años y el menor apenas ocho meses.

Ella cuenta con dolor que su segunda hija fue producto de una violación sexual de su propio marido, en ese entonces de 30 años. 

Se queja por los abusos y maltratos que recibió desde niña por parte de las personas que debieron protegerla. 

Con mucho esfuerzo concluyó el segundo de bachillerato, pero se frustraron sus planes de estudiar magisterio, al dedicarse en cuerpo, alma y mente al cuidado de sus hijos. La frustración de tener que lidiar con el drama humano que vive, además de los maltratos físicos y psicológicos que ha recibido de sus parejas sentimentales, han dejado en ella graves secuelas emocionales por las que actualmente recibe tratamiento en el Centro de Rehabilitación Sicosocial y Desarrollo Humano (RESIDE), ubicado en la Nueva Barquita.

Sus consejos

Las traumáticas experiencias vividas le otorgan ahora a esta mujer la suficiente autoridad para aconsejar a las adolescentes tentadas a caer en el matrimonio infantil o la unión temprana. 

“Muchas veces nos dejamos impresionar por los detalles de esos hombres con más experiencia que nosotras, nos hacen creer que lo que hacemos es correcto, a veces también queremos salir de debajo de los padres o no nos entendemos con nuestras madres y creemos que esa es la solución o la salida”, explica la mujer que pidió el anonimato. Se queja de que no tuvo el apoyo que esperaba de sus padres, por lo que exhorta a las mujeres a valorarse y ser fuertes cuando se sientan abandonadas y en esos momentos en que piensan que nadie las quiere. “Ahí debemos de vernos a nosotras mismas y darnos la oportunidad de creer en nosotras”, añadió. Lamenta que en los barrios y la sociedad en sentido general vean como algo natural el matrimonio infantil, pero le duele mucho más que algunos padres y tutores se benefician de la persona con quien se ha casado la adolescente. 

Los daños que ocasiona el matrimonio infantil o la unión temprana son más que evidentes: embarazo prematuro, deserción escolar, deterioro de la salud física y emocional, dificultades para acceder al mercado laboral, ocupación mayormente en el trabajo doméstico y violencia intrafamiliar, especialmente cuando la relación sentimental es con un adulto.

Reflexión

 

La joven madre que contó para LISTÍN DIARIO el drama que ha vivido por una unión temprana tiene una reflexión para quienes la juzgan por tener ocho hijos de diferentes parejas: “Muchas veces juzgamos de manera apresurada a las personas como yo, en mi caso con 8 hijos. Nos hacen sentir culpables, deshechas y sin ningún valor aparente. Me ha costado mucho ver mi valor y he llorado días por la sensación de no sentirme aceptada ni plena en una sociedad llena de estereotipos erróneos, sin saber lo duro que le ha tocado vivir a cada quien detrás del telón”. 

Ella actualmente no tiene pareja ni empleo. Adeuda mes y medio de la cuota por un apartamento que tiene asignado en La Nueva Barquita. No cuenta con una entrada fija, en medio de sus precariedades económicas agravadas por la pandemia del nuevo coronavirus Covid-19.

Pese a que quedó trunco su sueño de ser maestra, no ha escatimado esfuerzos en medio de sus precariedades económicas para brindarles educación a sus hijos. 

Todos asisten a la escuela con excepción de los dos más pequeños, de ocho meses y tres años. 

No pide ayudas momentáneas porque asegura que cuando se acaben tendrá el mismo problema. “Necesito un empleo”, dice con determinación. 

Cuando se le pregunta cómo se hace para lidiar con tantos niños juntos en la casa y con sus precariedades económicas, exhala un suspiro que parece interminable antes de resumir su realidad actual en una frase: “Nada más Dios y yo lo sabemos”. 

CIFRAS

Estudio.

Un estudio de Unicef presentado en abril del año pasado revela que en República Dominicana el 35.9 % de las mujeres jóvenes (entre 20 y 24 años) se casó o unió antes de los 18 años y el 12.3 % lo hizo antes de los 15 años, de las más elevadas de América Latina y el Caribe.

Pobres.

En el país, el 58.6 % de las niñas del quintil más pobre se casan o se unen antes de los 18 años y el 23 % lo hace antes de cumplir los 15 años.