Los tapones hacen tambalear estado emocional de la gente

El congestionamiento del tránsito que fastidia con dureza al país, sobre todo en el casco urbano, se ha convertido en uno de los principales estresores so­ciales de la población, ge­nerando mayores niveles de tensión, nerviosismo, desesperación, irritabili­dad y violencia.

Así lo asegura el especia­lista de la conducta huma­na, José Miguel Gómez, quien ha llamado a las au­toridades a buscar solu­ciones para descongestio­nar las vías. Advirtió que, de no hacerse así, “el país podría enfrentar un mayor aumento de la violencia social”.

Gómez explicó que Re­pública Dominicana ha au­mentado los indicadores de estresores psicosociales ambientales, tales como el ruido, tapones, contami­nación, falta de visibilidad y espacios agradables a la vista, cosas que inciden ne­gativamente en el estado de ánimo.

“Es una ciudad que se ha vuelto estresante, tensa, que crea nerviosismo, que crea desesperación y, pro­ducto de eso, te encuen­tras más dominicanos que han aumentado sus nive­les de irritabilidad social y, por lo tanto, hay gen­te, que por cualquier cosa simple, que se puede re­solver hablando, entonces saca arma de fuego, arma blanca e insulta”, señaló.

El psiquiatra asegura que todas esas reacciones tie­nen que ver con el estrés del tránsito.

Soluciones urgentes
Llamó a las autoridades encargadas de regular el tránsito en el país a bus­car con urgencia solucio­nes que lleven a descon­gestionar la ciudad, buscar más pulmones que garanti­cen mejor oxigenación, re­gularizar los vehículos que producen contaminación y en el casco urbano bus­car más salidas al proble­ma del transporte. Dijo que si el congestionamiento del tránsito sigue empeoran­do se podrá ver una ciudad más impactada con una po­blación con más estrés post traumático, más trastornos de ansiedad, más proble­mas psicosomáticos y sobre todo va a aumentar la vio­lencia social.

Gran problema en el DN
El pasado lunes 13 de este mes, Listín Diario publicó un reportaje que recoge la situación crítica que abru­ma a los dominicanos por la enorme congestión del tránsito, haciendo énfasis, específicamente, en el Dis­trito Nacional, que cuenta con una carga casi insopor­table de unidades que ates­tan diariamente las vías pú­blicas.

Se refería a que esa de­marcacion está ya a po­co del desborde de su ca­pacidad de movilidad de tránsito terrestre, encami­nándose por un tramo tan complicado que, de no con­tenerse el problema a tiem­po, llevaría a una crisis de serias consecuencias.

Los atascos son la pesadi­lla cotidiana en la demarca­ción, que, además de des­concertar a los ciudadanos, pone a muchos al borde de la rebeldía.

La demarcación tiene la tasa más elevada de vehí­culos: 1, 380,075 de uni­dades, incluyendo moto­cicletas, carros, yipetas, autobuses.

Para el año 2020, un to­tal de 1,049,567 personas estaban viviendo en sus 91.58 kilómetros cuadra­dos de extensión, donde es­tán configurados 71 barrios y 277 secciones o subba­rrios. Para mayor angustia, el Gran Santo Domingo, que surte una carga pesa­da al tráfico capitalino, te­nía, hasta el cierre del pe­ríodo fiscal 2020, un total de 2, 150,011 unidades de transporte. Mientras tanto, el área metropolitana, defi­nida en 2007 como la suma del Distrito Nacional, la pro­vincia de Santo Domingo y el municipio de Bajos de Haina, tiene 4, 210,121 ha­bitantes.

En el trabajo se advierte de que, aun cuando es di­fícil establecer cuándo, de continuar ensanchándose los taponamientos, las pro­babilidades de que esto lle­ve a desencadenar ciclos de atascos, hasta terminar en un parón de la movilidad urbana, podría ser cuestión de tiempo.

El aumento de estos pro­blemas responde a un com­binado de causas. Los ta­pones ocurren cuando el volumen de tráfico supera la capacidad de la infraes­tructura vial para soportar esta carga. Más de un mi­llón de vehículos rodando genera esa congestión, que empeora en horas pico, fa­se escolar, comienzos y fi­nales de períodos vacacio­nales, grandes eventos y espectáculos, actos y pro­testas masivas, y hasta le­ves chubascos.

PROBLEMAS
Los obstáculos son variados
Dificultades.

La congestión del trán­sito es una gran contra­riedad para los ciudada­nos y, lejos de contener­se, sigue aumentando, al amparo de ofertas de autos usados, aumento de la población, infrac­ciones, una tímida apli­cación de políticas ha­cia el transporte urbano, los estacionamientos, desincronización de se­máforos, vendedores ca­llejeros, motocicletas, minibuses, y carros de “concho”.