Mi poesía es ecléctica y fluctuante, como la vida”
“Agradezco haber tenido una educación privilegiada, a pesar de la situación social y económica desaventajada de mi familia y de mi entorno, y la gracia de ser una lectora voraz desde que aprendí a leer por mi cuenta a temprana edad, expresa a elCaribe Rossalinna, y afirma: “Tuve maestras que amaban la lectura y programas de clases que incluían lectura comprensiva, composición y expresión oral. Eran mis favoritas y me destaqué en ellas desde muy niña”. También ganaba los concursos escolares de poesía, escribía cuentos y “hasta varias novelas” que nunca terminó y soñaba en secreto con ser una gran escritora, pero creía que sería novelista. Recuerda que acudiendo a eventos culturales, entró en contacto con la tradición poética dominicana de la mano del poeta Valentín Amaro, quien la conectó con el taller literario César Vallejo, el Movimiento Interiorista y los talleres literarios del Ministerio de Cultura.
¿Podrías contarnos cómo fue tu primer contacto con la poesía?
Mi primer contacto fue con la poesía española de los siglos XIX y XX en la escuela primaria: Campoamor, Machado, Miguel Hernández, entre otros. Mucho más tarde conocí a Isis Aquino, quien me invitó a formar parte del Círculo Literario El Viento Frío, así empecé a tomar en serio la poesía. Después, acudiendo a eventos culturales, entré en contacto con la tradición poética dominicana y sus adeptos de la mano del poeta Valentín Amaro, él me conectó con el taller literario César Vallejo, el Movimiento Interiorista y los talleres literarios del Ministerio de Cultura. Seis años después gané el Premio Nacional de Poesía Joven de La FILSD 2011 con mi primer poemario: Manual para asesinar narcisos. Ese mismo año fui seleccionada como becaria de poesía para el Sistema Nacional de Creadores Literarios (Sinacrea), un proyecto del poeta Basilio Belliard que concluyó en 2012. En 2013 me fui a los Estados Unidos, donde colaboré y participé en la mayoría de las iniciativas culturales de la diáspora. Gané el Premio de Poesía Letras de Ultramar en 2018 y sigo creando de manera más aislada con eventuales proyectos particulares y colaboraciones en colectivos internacionales y algunos nacionales también.
¿Cómo definirías a tu poesía?
Ecléctica y fluctuante, como la vida.
¿Cuál es tu rincón preferido para escribir y por qué?
Mi estudio, en casa, aquí en Upstate, New York, porque, aparte del tranquilo y hermoso entorno, me permite el confort, la privacidad, seguridad y aprovechamiento de la inspiración que requiero para volar infinitamente entre los mundos que se le antojen a mi imaginario, sin interrupciones.
¿Es la poesía fruto de la inspiración o del trabajo?
Ambos: en mi caso, como soy muy vaga para escribir, primero la inspiración y luego arduo y estimulante trabajo, pues un poema es una obra de arte y hay que pulirlo al máximo para lograr un producto final digno del don de creación. Pero sé que también sucede al contrario a otros, la inspiración les llega mientras trabajan, hacen ejercicios de escritura, investigan, entre otras cosas. Me parece que ambas son válidas siempre que el resultado sea poesía.
¿Qué estímulo es más importante para la creación literaria, la experiencia cultural o la cotidiana?
Considero que las dos. La experiencia cotidiana nos proporcionará el qué de nuestra poesía y la experiencia cultural determinará el cómo se presentará, está a lo interno y a lo externo.
¿Crees que el poeta “evoluciona” en su escritura?
Sí. Existe uno que otro genio, cuya poesía es excepcional desde su origen, pero a todos los demás nos toca ir creciendo, mejorando con la práctica y la formación.
¿Cómo ha cambiado tu lenguaje poético a lo largo de los años?
Al principio era más impulsivo, feroz en cierto modo. Con los años y la madurez se ha ido sosegando. Ahora es más puntual y menos efectista, conserva el juego pero en otras variantes. Tiene mucho que ver también con las realidades en las que me he desarrollado.
¿Cuál es el fin que te gustaría lograr con tu poética?
Inspirar, mover el espíritu de quien lee a tomar acción para crear, creer y sentir que aún ocurre la belleza. También el fin de mi poética es cultivar risas inesperadas, porque es la más alta ovación del ser a mis pretensiones creadoras.
¿Qué lugar ocupa, para una poeta como tú, las lecturas en vivo?
Contestando esta pregunta con total sinceridad, ese lugar para mí es muy ambiguo. Por una parte, disfruto la lectura en vivo de los demás. Por otra, cuando es mi turno me parece aburrido, redundante, en muchas ocasiones, el leer en público mi poesía, después que ya la escribí, la corregí, la releí, la publiqué, la compartí, la manoseé hasta el tedio…Ufff! se me ocurre como: “Y encima leerla en voz alta? qué hastío!” Pero entonces llega el momento y lo que lo cambia todo: la gente, los oyentes… Y entiendo que no se trata de mí, sino de la poesía y ese público al que ha sido destinada, que haga mi trabajo de la mejor manera posible y agradezca el honor de ser la delivery, que es lo que soy al fin y al cabo.
¿Qué opinas de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs entre otros espacios?
¡Me encanta!. Amplía el alcance de nuestra escritura de una forma y en una magnitud que no se lograría de manera presencial. Además promueve la lectura y atención a la literatura, lo cual es siempre ganancia.
¿Cómo ves actualmente la industria editorial?
Veo la industria falleciente por un lado, alarmantemente sobrepoblada por otro. Ahora cualquiera se mete a editor, a publicar textos vergonzosamente mal trabajados, con cero cuidado y el abuso al escritor económica y profesionalmente cada día son más. En otra mano, la tecnología está robando el trabajo a las editoriales dignas. Ahora en lugar de contratar un editor, pasas tu escrito por un programa de corrección, lo subes a una plataforma digital, compartes el link y listo. Es un alivio, porque raramente los escritores somos millonarios y una pena para el sector editorial, que va perdiendo la batalla en ese sentido. Afortunadamente, sin embargo la editorial tradicional persiste y se reinventa para ir acorde con los tiempos, creo que la industria se está transformando y eso es positivo.
Descripción
Pues considero que un poema es una obra de arte y hay que pulirlo al máximo para lograr un producto final, digno del don de creación”.
Opinión
La editorial tradicional persiste y se reinventa para ir acorde con los tiempos, creo que la industria se está transformando y eso es positivo”.
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