Movimiento Interiorista realiza encuentro literario y reconoce al poeta Oscar de León Silverio
El Movimiento Interiorista del Ateneo Insular celebró su encuentro literario en el Centro de Espiritualidad San Juan de la Cruz, en mayo recién pasado y rindió homenaje al poeta Oscar de León Silverio.
En una de las sesiones, Elidenia Velásquez presentó un estudio a uno de los libros del creador del Interiorismo, Bruno Rosario Candelier.
«Cuando nos asomamos a la obra La intuición cuántica de la creación del afamado crítico literario Bruno Rosario Candelier, podemos percibir el gran ingenio de una mente privilegiada, quien con sobrada destreza aborda temas centrales y profundos del universo, así como también de la propia sensibilidad humana, esa que llevamos en el interior y a través de la cual fluyen emanaciones de la sabiduría espiritual», expresó Velásquez.
Además agregó: «La intuición se define como la habilidad para conocer, comprender o percibir algo de manera clara e inmediata, sin la intervención de la razón».
Destacó que «muchos autores, incluyendo a don Bruno, coinciden en que esta habilidad no es más que un preciado don, es decir un regalo del cielo, por lo tanto, dicen que la intuición es un don divino y que incluso puede ser superior a la inteligencia.
En una ponderación del ideario estético del Interiorismo. Carmen Pérez Valerio expuso: Tenemos treinta años reflexionando en el Interiorismo, pero el Interiorismo todavía no está agotado. Nosotros podemos seguir reflexionando sobre el Interiorismo y sobre lo que entendemos por Interiorismo y sobre los planteamientos que hasta ahora hemos hecho, sobre todo lo que ha hecho don Bruno y todos los que hemos participado en este largo tiempo».
«Desde el comienzo del Interiorismo siempre se ha hablado, y es un concepto que Bruno lo ha desarrollado ampliamente, y fue como comenzó todo esto, sobre la realidad. ¿De qué realidades estamos hablando? De una realidad real, de una realidad imaginaria y de una realidad trascendente, que, según los planteamientos de don Bruno, la sustenta», agregó.
Dijo que «otro elemento, además de estas tres realidades que comienzan a enfocar el Interiorismo, es un concepto que introduce Pedro José Gris, en un primer momento, que es “el interior”, lo introduce como un elemento estético a partir de un verso de un poema, no a partir de un concepto generalizado y bien definido de lo que es Interiorismo como tal».
En el encuentro se le tributó un homenaje al poeta Oscar de León Silverio y varios escritores presentaron estudios sobre su obra poética.
En una «Valoración de la sensibilidad estética» sobre la obra Esta muerte es fuego que salva, Miguelina Medina expresó: «El título de esta obra es el discurso central del poemario, “Esta muerte es fuego que salva”, que es a su vez el título del primer poema que leemos, para luego terminar con lo que he llamado su canto celestial, “Celebrad”: “Esta muerte es fuego que salva, celebrad”».
«Para el autor, al morir el ser humano, a la materia de su cuerpo le sigue su relevo, relevo que es ella misma, con vida y pensamiento, que Dios fecunda en el transcurrir del tiempo, utilizando las penas para fecundar el corazón. Al morir la materia, “Dios solo la despierta”. Este es el grandioso discurso de esperanza del autor: “no morimos, solo nos transformamos, esta es una etapa, la muerte es un relevo de la carne, de este estadio”, por lo cual el autor canta, con una alegre conciencia de su esperanza, en su último poema, “Celebrad”, dijo.
Luis Quezada Pérez presentó un estudio sobre la «Dimensión teológica de Oscar de León Silverio» basado en cuatro obras poéticas del autor: Por las rutas del dolor (1990), Nostalgia de lo eterno (1996), Esta muerte es fuego que salva (2015), Los poemas que Dios me dijo en su silencio (2017).
«La poética de Oscar de León Silverio está cargada de una fuerte espiritualidad religiosa imbricada en un fuerte compromiso social —dijo—. En el primer Oscar de león Silverio late permanentemente una vena poderosa de patriotismo».
«El segundo Oscar de León Silverio es un poeta creyente, de reciedumbre metafísica; en su tercera entrega el poeta tiene una visión no puntual sino procesual de la muerte, como la tenían ya los presocráticos. Arribamos al cuarto libro y descubro un nuevo matiz que no aparece tan explícito en los anteriores: en 102 poemas comienza a dar connotaciones de acercarse a la poesía mística: Escribo porque algo de Dios se filtra en mí. / Cuando la luz hace fiesta en las pupilas / y el amor revoca su alborada.
Bruno Rosario Candelier, por su parte, testimonió sobre los inicios poéticos del homenajeado: “En el año 1980 yo fundé, en la Universidad Católica Madre y Maestra de Santiago, donde fui profesor, un grupo literario, fue en el último semestre de 1980. En ese grupo ya existía como integrante del grupo Pedro José Gris, Sally Rodríguez, Anelsa Vásquez, Saily Zuain y Gerardo Ríos. Un día se presenta a la oficina un joven inquieto, con una sonrisa como la tiene siempre, y dice: “Yo me llamo Oscar de León Silverio y yo soy poeta. Yo quiero integrarme a este grupo””.
Continuó relatando: “En la siguiente semana yo le dije: ‘bueno, pues, tráeme un poema tuyo para ver cómo tú escribes’. A la siguiente semana llega Oscar con varios de sus poemas, los lee y yo tengo que decirle la verdad a Oscar, yo le dije: ‘Oscar, eso que tú acabas de traer eso no es poesía’. Y él se extraña y dice: ‘¿Cómo que no es poesía si yo se la doy a leer a todo el mundo y todo el mundo me exalta y me alaba como buen poeta?’. Digo yo: ‘Pero todo el mundo no sabe de poesía’”.
“La poesía tú tienes que explicarla con el lenguaje en imágenes, con una imagen que en poesía le llamamos “imagen poética”. Entonces le recité unos versos de Emilio García Godoy que dicen: Y surgió la noche / y se anidó en tus ojos. Y Oscar reacciona y dice: ‘¡Ya entiendo lo que es la poesía! La próxima semana yo le voy a demostrar que yo puedo escribir poesía’. Y entonces a la semana siguiente llega Oscar muy orondo, muy gozoso, muy entusiasmado y me dice: ‘Bruno, vamos a ver si yo logré lo que usted dijo que era la poesía’. Y comienza a leerme lo que trajo y yo le dije: ‘¡Te felicito, eso es poesía!’”.
Oscar de León Silverio recibió presea de reconocimiento por parte de la Academia Dominicana de la Lengua, de manos de su director, don Bruno Rosario Candelier, junto a otros académicos de institución y a las hijas del distinguido poeta, por ser un «maestro del buen decir».
La noche literaria siguió con lectura de poemas por parte del homenajeado, sucediéndole los poetas Rita Díaz Blanco, Josanny Moní, Quibian Castillo y Fernando Hiciano.
En la sesión matinal del domingo el interiorista Rafael Hernández hizo una presentación del tema «La estética interiorista en las artes visuales» y terminó con lectura de cuentos. el narrador Rafael Peralta Romero leyó su cuento titulado «De los sucesos gustosos que vivió don Quijote en Santo Domingo»; Migueángel Durán, leyó su «Celular»; Elidenia Velásquez, «El niño de los pies grandes» y «El chico de la luz»; y Marcia Castillo leyó su cuento «Nadie muere por unas falanges rotas o papá no ha tenido un buen día».
Texto: Miguelina Medina