Obispos difieren sobre la penalidad por relaciones no consentidas dentro del matrimonio
Los debates que ha generado en distintos sectores el tema de la penalidad por una violación sexual en una relación de pareja, establecida en el Código Penal, provocaron reacciones encontradas en el seno de la Iglesia católica.
Gregorio Nicanor Peña, obispo emérito de la Diócesis Nuestra Señora de La Altagracia en Higüey y el obispo de la Diócesis de San Francisco de Macorís, monseñor Alfredo de la Cruz Baldera, consideran que la penalidad de 10 años en adelante debe mantenerse.
De la Cruz Baldera entiende que todo acto de intimidad que no se corresponda con la libertad plena de ambas partes, es una violación. “Se encuentra uno raro que dentro del matrimonio haya violación y, sí, hay violación”, acotó.
“En caso de que uno de los dos no quiera tener, pongamos el caso, un acto sexual, para la iglesia se ve como un acto violatorio, porque en el matrimonio se está para respetarse mutuamente, amarse y entregarse el uno hacia el otro, y cuando no hay libertad, no hay entrega”, sostiene.
Monseñor Peña cree que la existencia de una penalidad podría obligar a una pareja a buscar el entendimiento, a cuidarse más y evitar que surjan conflictos o denuncias por una relación que no tenga el consentimiento de ambos.
“Se cuidarán más y verán cómo se llevan mejor entre sí”, opinó el líder religioso del este.
En tanto que, para el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santiago, Carlos Tomás Morel Diplán, la falta de consentimiento en un acto sexual dentro de la pareja no debería tipificarse como una violación, término que lo considera excesivo para el hecho.
“Yo no creo conveniente eso, porque es una relación de pareja. No podemos tipificar como una violación ese tipo de relaciones de una pareja, de otro modo sí”, dice el obispo.
Morel cree que ese tipo de conflictos debe manejarse en la intimidad de la pareja y no externarse, “y no tipificarse así y condenarse de una vez a una persona por eso, porque van a pasar muchos casos de ahí en adelante, se va a abusar también de eso”, advierte el obispo.
“Tiene que buscarse otra cosa, otra forma (…) porque va a haber mucha injusticia en ese sentido porque cualquiera puede, cualquier mujer puede alegar inmediatamente que hubo abuso y lo van a condenar y es una pena”.
El religioso cree conveniente que se trabaje en la orientación, en educar a la pareja y a la familia.
La posición de los obispos se produjo en un momento previo al acto en que la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), juramentó al reverendo padre Secilio Espinal Espinal, como el nuevo rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).
La ceremonia se realizó en la parroquia de la universidad, en el campus de Santiago, y estuvo presidida por el arzobispo de la arquidiócesis de Santiago, presidente del CED y gran canciller de la PUCMM, monseñor Freddy de Jesús Bretón.
Como parte del ritual de la ceremonia, el rector saliente, monseñor Alfredo de la Cruz Baldera, entregó a Espinal las insignias académicas; la esclavina, símbolo de pertenencia académica; la medalla de rector; el birrete con borla dorada, símbolo del doctorado, y el anillo que representa su compromiso con la verdad y la ciencia.
Espinal es el sexto rector de la universidad en sus 59 años de historia. La posición la han ocupado antes los monseñores: Hugo Polanco Brito, Juan Félix Pepén Solimán, Roque Adames Rodríguez, Agripino Núñez Collado y Alfredo de la Cruz Baldera.