“Empecé a mirar qué alimentos hacían crecer mi ansiedad y comencé a reducir lo básico: la cafeína, el azúcar y los alimentos procesados. El cambio fue brutal. Meses después no me apetecía nunca ninguno de estos ‘manjares’, que antes eran una constante en mi vida”, señala Ferran Cases, creador del método Bye Bye Ansiedad, para superar este desorden psicológico.
Cases (1984, Barcelona, España) recuerda que al modificar su alimentación se estaba transformando. “Después de un tiempo había conseguido eliminar de manera drástica en mi vida aquella comida que me provocaba ansiedad, sentía el cambio en mi físico, pero también en mi estado de ánimo”, destaca.
Entonces decidió dar un paso más: estudiar todos aquellos alimentos que debía incorporar a su alimentación antiansiedad.
“Con el tiempo, descubrí que no solo tenía que eliminar algunos alimentos de mi vida, sino que debía introducir o aumentar muchos otros. Y ese fue el cambio definitivo”, enfatiza Cases.
Cases sabe de lo que habla, porque después de quince años sufriendo ansiedad, consiguió vencerla y hace ya más de diez años que se dedica a difundir cómo fue su camino de superación, llegando a convertirse en uno de los referentes del tema en habla hispana.
Cases ha publicado el libro ‘El cerebro de la gente feliz’, junto con Sara Teller (1986, Barcelona, España), doctora en Neurociencia y experta en yoga, quien imparte talleres para personas con ansiedad.
Según comemos, así nos sentimos
Cases y Teller proponen en esta obra una serie de herramientas para superar definitivamente la ansiedad, y una de estas herramientas es la alimentación, según explican a Efe.
“Todo lo que percibimos a través de las papilas gustativas y del olfato llega al cerebro y, gracias a esto, sentimos el gusto y disfrutamos de aquello que comemos. Pero ¿por qué nos causan placer alimentos que sabemos que no son saludables y nos volvemos adictos a su consumo?”, se preguntan.
Es que “¡Al cerebro le gusta todo lo que comas que le dé energía!, como la comida que contiene azúcar o grasa o los alimentos más calóricos, y te anima a que sigas buscándola haciendo que sientas placer al comerla”, apuntan.
“Pero este tipo de alimentos afectan a todo el cuerpo de forma muy negativa igual que el cerebro también se ve perjudicado”, según Ferran Cases y Sara Teller.
Algunos alimentos alteran el sistema nervioso y aumentan los niveles de cortisol, que es justo lo que nos sobra cuando padecemos ansiedad, según estos autores.
“Si has creado un tipo de adicción con este tipo de alimentos, es normal que el cuerpo o, mejor dicho, el cerebro, siempre te los pida. En cambio, cuanto menos los comas, menos ganas sentirás de comerlos”, destacan Cases y Teller.
Seguir la dieta mediterránea, inscrita como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, “es uno de los secretos para tener un cerebro bien alimentado y feliz, cuidar la salud y reducir la ansiedad”, de acuerdo a estos autores, que aportan claves para una alimentación antiansiedad.
Aumentan la ansiedad y debe evitarse su exceso
Glucosa
“Es la principal energía que necesita el cerebro para funcionar. Sin embargo, no hace falta ingerir expresamente azúcar ni alimentos dulces para obtenerla, ya que todos los alimentos que comemos acaban siendo reconvertidos, en mayor o menor medida, en glucosa”, según Cases y Teller.
“El tipo de alimentos de más fácil reconversión es el grupo de los carbohidratos como los cereales, mejor integrales, así como los tubérculos, legumbres, productos lácteos, frutas y verduras”, indican.
Sal
Además de tener repercusiones en el sistema cardiovascular y afectar la microbiota (flora intestinal), experimentos en ratones han demostrado que el exceso de sal puede causar cambios en el sistema inmune capaces y afectar a la función cognitiva, explican estos expertos.
“El consumo excesivo de sal es perjudicial, pero si dejas de ingerirla tendrás problemas de otro tipo. Lo mejor es comer alimentos que de forma natural lleven sal, y tener especial cuidado con aquellos que la contienen de manera oculta, como los alimentos procesados”, puntualizan.
Grasas
“El cerebro necesita comer grasas, que son su principal componente, ya que le hacen falta para funcionar bien y son una fuente de reserva energética para el cuerpo”, señalan los autores de ‘El cerebro de la gente feliz’.
“Pero –según explican- el cerebro puede ser perjudicado por el consumo en exceso de grasas saturadas que se pueden encontrar en embutidos, patés, mantequillas, lácteos enriquecidos con nata, en la pastelería o repostería industrial o en la carne”.
Es mejor “comer las ‘grasas buenas’ que puedes encontrar en los aguacates, en los frutos secos o en los productos lácteos”, señalan.
Reducen la ansiedad y benefician al cerebro
“Una alimentación antiansiedad no solo implica eliminar el consumo excesivo de algunos alimentos que contribuyen a provocar ansiedad, sino que además requiere introducir o aumentar el consumo de otros”, afirman y enumeran algunos alimentos para mejorar los niveles de ansiedad y el funcionamiento del cerebro.
Grasas Omega-3
“Son ‘las reinas de las grasas saludables’, al ser muy importantes para aumentar los niveles de serotonina, subir el estado de ánimo y ser maravillosas para el buen funcionamiento del cerebro”, puntualizan.
Explican que “puedes encontrar estas grasas saludables en pescados azules como el salmón, las anchoas o el atún. También en algas marinas, nueces y semillas de calabaza” remachando que “el pescado es el mejor amigo de un ansioso”.
Magensio y Zinc
Estos minerales también ayudan a relajar el sistema nervioso y los músculos, según Cases y Teller, que explican que “un déficit de magnesio puede estar relacionado con un aumento de ansiedad, insomnio y nerviosismo”.
“Algunos alimentos ricos en magnesio y en zinc, como las semillas de calabaza, las almendras, los aguacates, las espinacas o las ostras, ayudan a mejorar la función cerebral”, añaden.
Vitaminas del grupo B
“Si quieres cuidar tu cerebro, mejorar tu capacidad cognitiva, tu estado mental y rebajar la ansiedad, en tu dieta no pueden faltar las vitaminas del grupo B, las cuales están presentes sobre todo en los frutos secos, sardinas, espinacas, huevos, avena, soja y la fruta”, recomiendan.
Calcio y otras vitaminas
“Un déficit de calcio también puede provocar alteraciones del sueño, palpitaciones y agitación. De manera que debemos incluirlo en la dieta, junto con todo tipo de vitaminas, en especial, las vitaminas C, D, E y K, que pueden ser beneficiosas para el cerebro”, de acuerdo a estos autores.
Señalan también que las nueces son ricas en vitamina E y el brócoli, en vitamina K.
Algunos alimentos aliados del cerebro
“El cacao puro, las avellanas, las almendras, los arándanos o la cúrcuma, son alimentos cuyo consumo ayuda a la formación de nuevas neuronas y conexiones cerebrales”, explican Cases y Teller.
“Por otra parte, a pesar de lo que se ha dicho en general acerca del colesterol, existe un colesterol bueno (HDL), esencial para mantener las neuronas vivas y sanas”, señalan.
“Las aceitunas, el aguacate, los huevos, el pescado azul y el aceite de oliva son recomendables para tener niveles óptimos de este colesterol bueno (HDL)”, explican estos expertos.