Primer día de clases: inseguridad y adaptación

Para muchos niños y jó­venes, iniciar un año es­colar resulta ser una ac­tividad estresante, sobre todo cuando se cambia de escuela o de ciudad, complicando la adapta­ción de los mismos en los centros educativos e in­fluyendo en su autoesti­ma; en este sentido, los padres y maestros juegan un papel primordial en su evolución en esta nueva etapa de desarrollo.

La psicopedagoga, Ke­nia Aquino, afirma que el primer día de clases pue­de ser traumático para un niño, si previamente no se ha hecho una prepa­ración para vivir ese pro­ceso. El infante podría sentirse malhumorado, llorar e incluso no querer separarse de sus padres y quedarse en la escuela.

Scarlet Reyes, profeso­ra de nivel básico, explica que en su experiencia es normal ver a niños llorar el primer día o hasta la primera semana de clases y que esto ocurre mayor­mente en los que tiene de entre 2 a 6 años.

Miedos
Aquino expone que es normal sentir temor an­te una situación desco­nocida, razón por la cual, para los menores, esto re­sulta una experiencia di­fícil. Manifiesta que el he­cho de llegar a la escuela y ver a otros niños llorar y que no quieren estar ahí, aumenta el sentimiento de inseguridad y los pone tristes.

Añade que muchos son apegados a sus padres, principalmente a la ma­dre, y pueden sentirse in­defensos al saber que son dejados en la escuela con personas desconocida y que sus tutores no estarán ahí.

Adolescentes
A pesar de conocer el sis­tema educativo, el adoles­cente también puede sen­tir incomodidad durante el regreso a clases. Esto se debe a que el nivel secun­dario implica una mayor responsabilidad y el joven lo sabe, porque el adulto suele expresarlo con fre­cuencia, según establece Aquino.

Dice que también pue­den sentirse nerviosos ante lo inesperado, por­que no saben si podrán salir adelante con la car­ga que implica estar en ese nivel.

En esa línea, Yesenia Ca­brera, maestra de nivel se­cundario, detalla que al­gunos de los causantes de inseguridad en los alum­nos pueden ser: la acep­tación de los nuevos com­pañeros, el cambio de docentes y prejuicios sobre los contenidos que se tra­tarán.

Padres
Según Aquino, la actitud de los padres juega un pa­pel importante en la forma en la que se desenvolverá el niño; alguno de ellos se tornan tristes por la sepa­ración y el infante puede malinterpretar ese senti­miento, pensando que sus padres lo van abandonar en un lugar terrible.

Aconseja a los padres mantenerse calmados y tratar de asumir la entrada del niño a la escuela como un proceso natural, puesto que como lo asuman ellos va a depender mucho la actitud del niño ante la si­tuación.

Para los adolescen­tes, la adaptación va a depender de los padres también. Si cuentan con su apoyo y les ofre­cen ayuda, el adolescen­te tendrá confianza al asistir a la escuela, en cambio, si los padres se dedican a presionarlos o repetir que es un gra­do complicado, es po­sible que el adolescen­te esté inseguro, externa Aquino.

Como enfrentarlo
La psicopedagoga argu­menta que es importante trabajar la autoestima de los niños y adolescentes para que se sientan más seguros al enfrentar cual­quier reto en la vida. Se debe evitar hacer comen­tarios negativos sobre la escuela o sobre el gra­do al que asistirá el niño o adolescente. Además, darles independencia pa­ra que se sientan capaces de lograrlo por sí solos.