Síndrome de la rana hervida: ¿de qué se trata?
¿Con frecuencia te adaptas a situaciones o personas que resultan perjudiciales para ti?, ¿aguantas y aguantas justificando lo que no deberías?, quizá seas víctima del síndrome de la rana hervida. Se trata de una analogía atribuida al escritor Olivier Clerc basada en la capacidad de las personas de adaptarse a situaciones dañinas, tal y como lo hacen las ranas, que, al colocarlas en una olla con agua al fuego, se quedan tranquilas hasta morir achicharradas.
No dar la importancia necesaria al malestar, no querer hacer frente a la realidad, mantener la esperanza de que las cosas cambiarán, la resignación de que no llegará nada mejor y la baja autoestima, son algunas de las causas por las que alguien puede llegar a experimentar el síndrome de la rana hervida, según reseña el portal Psicopedia.
De acuerdo con una publicación realizada en la cuenta de Instagram de @lotuscentrointegral, estas personas justifican todo pensando que es lo ‘normal’. “Es normal que me haga esperar una hora”, “es normal trabajar todos los fines de semana”, “es normal…”. Y mientras se dicen todo ello, van quemándonos por dentro”, dice el post.
El primer paso para salir de la ‘olla’ es hacerte responsable de tus propias acciones, sin culpar al agua o a quien enciende el fuego. Una vez lo hagas, es momento de tomar cartas en el asunto. ¿Qué hacer? Desde el centro Lotus ofrecen las siguientes recomendaciones:
Identifica lo que te hace daño. Una buena manera es a través de las señales que da tu cuerpo: dolores de cabeza continuados, malestar en general o agendas imposibles que no te dejan descansar y, a consecuencia, pensar.
Analiza las ventajas que aporta esa situación. No hay nada tan malo que no tenga algo bueno, y esta no es la excepción. A veces, los beneficios ocultos son difíciles de identificar, pero una vez lo haces, es un gran paso para librarte de ellos.
Pon límites. Una buena idea es trazarte límites que no te permitas sobrepasar. Primero debes identificar cuáles son esos y luego encargarte de cumplirlo, sin poner excusas. De lo contrario, el agua ardiendo terminará achicharrándote.
Despierta la determinación. Platéate el deseo de cambiar tu vida para bien. ¿Qué pasaría si trabajaras en otro lugar?, ¿y si terminas esa relación que te hace más mal que bien? En la medida que comiences a ponderar los cambios, tendrás más fuerza para poner un alto a la situación que te desgasta.