Un padre desesperado busca saber de su hijo

“Yo fui a Azua a sacar un pasaporte que me lo entregan mañana (hoy), para ir a la Cancillería porque necesito una visa para ir a México y saber de mi hijo”.

La desesperación de Catalino Brito se acrecienta con el paso de los días y, al transcurrir una semana del funesto accidente y sin tener noticia de Raymi Brito Figuereo, de 30 años, él quiere rebuscar entre los hospitales o en el furgón cargado de cadáveres que, según le han dicho, hay en un hospital mexicano, para ver si el mayor de sus seis vástagos está allí.

No tiene idea de cómo obtener el visado y la falta de recursos económicos limita las esperanzas de este vendedor de quincallería en los colmados de su sector Las 20 Casitas, al norte de Baní, que apenas consigue para subsistir. Mientras la madre de Raymi está en Italia, también con limitaciones económicas, pero ofrece lo que está a su alcance para que Catalino viaje. Ella fue hospitalizada en medio de la incertidumbre de no saber el paradero de su hijo.

“Yo tengo que ir a ver si uno lo encuentra herido o intubado, así uno lo puede ayudar, por si no puede hablar”, expresa este banilejo que como otros compueblanos sufren el dolor de la desaparición y otros de la muerte de sus hijos en esa travesía que lo llevarían a Estados Unidos.

En el caso de Raymi, éste había vendido su negocio de artículos para niños, su vehículo y una casa a medio construir (una mejora).   

Ayer, cuando se cumplió una semana del accidente, la Cancillería dominicana solo tenía tres fallecidos confirmados, dos hospitalizados y 11 desparecidos, sin ofrecer identificaciones.
Mientras que equipos de prensa de Listín Diario han conversado con familiares de 10 fallecidos, de estos siete en Baní, uno en Azua y dos en Monte Cristi.

De Baní murieron Yuniel Mordán, de 23 años, y Juan Alberto Soto de la comunidad El Cañafístol; y Ashly Manuel Soto, resultó herido. En el distrito municipal de Catalina murieron Ángel Lisandro Lugo García, de 24 años, y Frantoni Reinaldo Matos, mientras que resultó con las piernas rotas y un brazo Máximo Leónidas Espinosa, de 31 años. Los tres eran primos.

En Las 20 Casitas, al norte de Baní, de donde es Raymi Brito, murió su vecino Edison Báez Martínez (Bacalao); en el sector Santa Rosa, Reymi Yoel Soto, de 26 años; en la comunidad Fundación de Peravia, se confirmó la muerte de Alfredo Brito, de 21 años. En tanto de la localidad de Boquerón, en Azua, perdió la vida Rafelín Martínez. De Monte Cristi eran Benito Ramón Almonte, de 27 años, y su cuñado Huáscar Pérez Vargas, de 25.

Con 21 años y un vehículo
“Él no tenía necesidad, pero la ilusión de viajar y los amiguitos que lo llamaban desde Estados Unidos diciéndole ven para acá”, fue lo que motivó a Alfredo Brito a emprender ese viaje que lo condujo a la muerte.

Su madre Siria Báez, sentada en una silla en la marquesina de su casa, observa la yipeta CRV de 2017 y una pasola Honda, color gris, de Alfredo. Al lado una tía que reprochaba la decisión equivocada del joven que el 23 de diciembre cumpliría 22 años, que no tenía vicios y era muy seguido por las jovencitas del lugar.

Siria cuenta que él era el más pequeño de sus cinco hijos y el único varón de los dos que procreó que tenía su padre, quien solo trabajaba para darle “todos los gustos. Ese hombre vivía para ese niño. Yo le decía, tú con un motor viejo y le compra pasola y yipeta a tu hijo, cómprate un carro para tí”.

Ella mantuvo comunicación con su Alfredo todos los días por videollamada, hasta las 6:00 de la tarde del miércoles 8 cuando le dijo que la llamara luego, que estaba haciendo un sancocho para otro de sus hijos que cumplía años.

El joven salió el día 2 de diciembre de su casa a las 4:00 de la tarde y el jueves 9, cuando ocurrió la tragedia en Chiapas, la dama lo vio en la televisión, “pero jamás pensé que mi hijo estaba ahí, y el viernes tenía un dolor en el pecho y mi hija también presentía que algo pasaba con su hermanito”.

Sin embargo, fue el sábado que se enteraron que Alfredo iba en ese camión donde perecieron 56 indocumentados y, por gestiones de sus familiares, lograron tener la identificación del joven entre los muertos. Era barbero pero no tenía necesidad de trabajar y, en el segundo nivel de la vivienda que compartía con su madre, está el sillón para el oficio que bien dominaba, según testiguaran en la comunidad.

OCTAVO DÍA

Confirman muerte.
Justo cuando se cumplieron los 8 días de la tragedia de Chiapas fue que los padres de Reymi Yoel Soto, de 26 años, tuvieron la confirmación de que él figuraba entre los muertos, los demás eran días de angustia porque solo sabían que estaba desaparecido. Esto se logró porque sus primos en Estados Unidos pagaron a personas en México para que lo buscaran  y una vez le enviaron la fotografía del cuerpo sin vida y de su cédula fue que confirmaron a su madre Santa Guerrero y a su padre Marino Cedeño Soto. Ahora esta familia, reunida en casa de un tío de Reymi, solo espera gestionar el traslado del cuerpo para darle una “sepultura decente”.